El Colegio de Abogados de Diyarbakır, una localidad de Turquía, ha recibido una demanda por expresarse públicamente mediante una declaración reconociendo el Genocidio Armenio, bajo los cargos de “incitación al odio y la enemistad y denigrar públicamente a la Asamblea Nacional de Turquía”. Lejos de amedrentarse, el organismo ha ratificado su posición respecto al crimen de lesa humanidad y ha difundido un comunicado respondiendo públicamente a la acusación. «No tenemos miedo y no guardaremos silencio. Compartimos el gran dolor del pueblo armenio. Si eso consiste en un delito, somos culpables de ese delito».
En el texto, la asociación también acusa de hostigamiento al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan. “Desde su establecimiento, el Colegio ha estado luchando por los derechos, la ley y la justicia, y ha sido blanco de los más altos funcionarios del Estado en los últimos años, y las autoridades judiciales han tratado de silenciarnos investigarnos y procesarnos. Está claro que ha habido un ataque sistemático contra nuestro Colegio de Abogados en el marco de una estrategia planificada, desde que nuestro anterior presidente, Tahir Elçi, fue atacado y posteriormente asesinado”.
“No es cardinal para nosotros referirnos a los tristes eventos del pasado y calificar las acciones tomadas por el Estado fuera de la ley como crímenes. Lo que nos interesa es habilitar y fortalecer el principio del Estado de Derecho al enfrentar los graves traumas que experimentamos, para fortalecer la voluntad de nuestra gente de vivir juntos. Nuestra idea sobre lo que sucedió en 1915 no se basa en libros, columnas, expresiones de políticos, ni conocimientos enseñados. Nuestro testimonio proviene directamente de primera mano. Se basa en las dolorosas historias que escuchamos de nuestros abuelos y abuelas. Las historias fueron derramadas de corazones que no podían soportar más esa pesada carga. Hay testigos de estas historias. A veces una persona, a veces una casa, a veces un campo, un viñedo, un árbol, un camino y un molino, a veces una iglesia en ruinas, testigos. El dolor y la responsabilidad que experimentamos son colectivos, y deber ser afrontado colectivamente”, se explica en el comunicado.